miércoles, 22 de febrero de 2012
0 Hasta 8.000 dólares por el pene de Rasputín
Un urólogo ruso dijo haber adquirido el enorme miembro del hombre que cautivó a la familia del zar para exponerlo en un museo erótico
Hay alguien dispuesto a pagar 8.000 dólares por el pene de un hombre muerto hace casi un siglo. Resulta difícil encontrar explicación a un dispendio de apariencia tan enfermiza. Pero es que el pene en cuestión no es un pene cualquiera, ni por sus dimensiones ni por su supuesta procedencia. Se trata de un ejemplar de, nada menos, que 28,5 centímetros de longitud, grueso fuste, y que perteneció a uno de los personajes de la historia de Rusia, el misterioso monje Grigori Yefímovich Rasputín, enigmático personaje que, allá por la década de 1910 consiguió ganarse el favor de la familia del Zar Nicolás II, especialmente el de la zarina Alejandra.
Rasputín era una especie de brujo, cuya mirada penetrante, intrigante atractivo y, según cuenta la leyenda, vigor sexual, convirtieron en un personaje con gran predicamento entre las damas de la corte. La familia Romanov, reinante entonces, no fue una excepción, y sucumbió a los encantos del hechicero palaciego, sobre todo después de que Rasputín lograra, por secretos medios, remediar la hemofilia que padecía el único hijo varón del matrimonio y, en consecuencia, heredero del trono. Rasputín terminó sus días en diciembre de 1916 asesinado por el príncipe Félix Yusupov y el gran duque Demetrio Romanov. Ambos aristócratas querían terminar con quien, controlando a la familia real, se había convertido en uno de los personajes más influyentes de Rusia.
Escritos
Muchos años después de aquel crimen, en 2004, el urólogo Igor Kniazkin, dijo estar en posesión del miembro con el que, según cuenta la leyenda, el siberiano Rasputín hizo las delicias de muchas en la corte del Zar Nicolás. Kniazkin dijo que se había gastado nada menos que 8.000 dólares en la adquisición del histórico adminículo. Según la versión del urólogo, le pagó tan elevada cantidad a un anticuario francés que estaba en posesión de una serie de escritos supuestamente pertenecientes a Rasputín. Pero de la adquisición que el eminente urólogo se mostraba más orgulloso era del pene, que debidamente conservado en formol, exhibió en el Museo del Erotismo que abrió en la ciudad rusa de San Petersburgo en 2004.
El promotor del museo no aportó pruebas sobre la autenticidad del falo, pero, sea de quien sea, o de lo que sea, la reliquia asombra, y desagrada, por su calibre y estado de conservación.
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