Puesto que no nos toca directamente, poco se habla en nuestro país de esta violación a los Derechos de la Infancia y de la Mujer. Hijos muertos. Hemorragias imparables. Dolor. Más dolor. Tres millones de niñas anualmente están condenadas, sólo por serlo, a vivir con una marca indeleble: la mutilación parcial o total de sus genitales externos.
Tres millones de niñas son sometidas cada año a esta práctica. La mayoría de ellas en África, y aunque ningún texto sagrado entregue como mandamiento mutilar a las mujeres, cada 11 segundos se realiza una ablación en la tierra.
La mutilación genital femenina es la extirpación del clítoris total o parcialmente, acompañada o no de la extirpación de los labios menores con la ayuda de tijeras, cuchillos, trozos de vidrio u hojas de afeitar como utensilios de operación. En el 80% de los casos la mutilación es completa.
Las cifras son alarmantes. Sólo en el continente africano, cada día 6.000 niñas entre los 4 y 10 años de edad son sometidas a la ablación, y se estima que 1 de cada 4 mujeres africanas (unos 130 millones) no controlan ni son dueñas de su propia sexualidad.
Esta práctica se realiza en unos 40 países del globo, 28 de ellos pertenecientes a la franja subsahariana. Otros lugares son Oriente Medio y Próximo, zonas de Indonesia, Malasia y países de occidente donde hay importantes comunidades de inmigrantes.
Según los países que la practican, otorga a la mujer una identidad social más marcada, pues se le considera como “una mujer tranquila y digna de lograr un buen matrimonio”. Como rito religioso, la ablación se conoce como saliunde (”preparada para rezar”) y determina a una mujer limpia y pura.
Para la salud, la ablación puede suponer la muerte por hemorragia o septicemia; crea dolor, heridas, shock. Las consecuencias a largo plazo son la retención urinaria, quistes, infecciones, disfunción sexual y dificultades en el parto. Psicológicamente implica sentimientos de miedo, inferioridad, ansiedad y depresión.
“Depende de la partera, pero una extirpación de clítoris viene a durar de 10 a 15 minutos. Todo es muy intenso. Sólo recuerdo a mi abuela sentada sobre mi pecho separándome las piernas. Me quedé sin voz. Perdí el conocimiento. No es el momento en sí, más bien el sufrimiento que te queda de por vida. Siempre he pensado que las piernas están ahí para protegernos de nuestro dolor, más que para caminar”- es parte del testimonio de Fatu Sané, víctima de la ablación.
Guinea Bissau, país de origen de Fatu Sané, está a punto de prohibir esta práctica, pero la lucha no es fácil por la oposición frontal de los grupos tradicionalistas existentes. Aquí la expectativa de vida de las mujeres no va mas allá de los 45 años, el 80% de estas mujeres es analfabeta y la mitad ha sido mutilada.
CAMPAÑAS INTERNACIONALES
Organizaciones mundiales como la OMS, la Unicef, y otras locales como Sinin Mira Nassique (Piensa en el mañana) han iniciado campañas contra esta práctica, pero la tradición y la pobreza siguen contribuyendo a la mantención de la ablación. En lugares donde las familias están obligadas a vivir con menos de 1 dólar al día, el oficio de la mutilación da para vivir holgadamente.
África no pregunta a sus mujeres mutiladas. Y todavía muchas de ellas siguen mutilando a sus hijas por miedo a verlas rechazadas socialmente. La conducta parece responder a ciertos patrones culturales que el hombre se encarga de manejar, como el control sexual en la mujer e incluso como requisito para contraer matrimonio en algunos grupos.
Este crimen de honor “es la más atroz de las manifestaciones de discriminación que sufre la mujer en todo el mundo, en la ley y en su vida diaria” según ha declarado el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan.
Mientras dentro de los objetivos de la Unicef para este milenio se persigue la erradicación de esta práctica, sólo en Suiza se calcula que alrededor de 7.000 jóvenes han sufrido algún tipo de ablación y en Estados Unidos ya se ha condenado a una inmigrante etíope por mutilar a su hija de 2 años de edad.
Cada vez son más las comunidades que vienen abandonando las prácticas, y muchas más las niñas que crecerán sin ver mutilado su sexo, como por ejemplo en Senegal donde se ha abandonado la ablación y el matrimonio de mujeres púberes.
Un ejemplo de valentía y determinación lo entrega Ayaan Irsi Alí, una mujer que huyó de su natal Somalía en 1992 y se estableció en Holanda llegando a ser Diputada del parlamento. Ayaan es escritora y actualmente vive en Estados Unidos bajo fuertes medidas de seguridad por sus críticas al Islam.
Víctima de la ablación a los 5 años de edad, Ayaan declara:
“Sigo viva, y eso es más de lo que pueden decir millones y millones de mujeres sometidas que han decidido rendirse [...]. Vivir amenazada de muerte es como sufrir una enfermedad crónica, puede recrudecerse y matarte, o puede que no. Tal vez suceda en una semana, o tarde años. Tal vez no suceda nunca y muera de manera natural [...]. En realidad mi vida se ha visto marcada por una enorme dosis de buena fortuna”.
Ablación, Crimen de Honor: ¡NO a la Mutilación Genital Femenina!
http://www.elciudadano.cl/2009/08/03/ablacion-cada-11-segundos-una-nina-sufre-la-mutilacion-de-sus-genitales/
miércoles, 5 de agosto de 2009
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